Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (cfr. 2 Cor 8, 9)
El Papa Francisco nos ha ofrecido una visión clarividente -como siempre- de cómo debe ser la vida cristiana para que se asemeje a la de Cristo; del camino que el mismo Cristo ha inaugurado para que cada cristiano y la Iglesia en su conjunto puedan llevar a los demás el mensaje de misericordia y de esperanza del Evangelio. Invita a “la alegría de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío”. Leyéndolo despacio se reconoce fácilmente la vida de todos los misioneros y misioneras que han adoptado un estilo de vida pobre para compartir la vida de sus hermanos y llevarles la buena nueva.
El Papa recuerda en su mensaje que el gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios se resume en las palabras de san pablo: “siendo rico, se hizo pobre por vosotros” (2Cor 8, 9) ya que de esta manera “se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se ‘vació’, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15)”. La razón de todo ello no es otra que el amor, puesto que “la caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado”. Con todo, el fin último no es la pobreza en sí misma, sino que es “enriquecernos”; Jesús se acerca a los pecadores para salvarlos: “este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”. Por eso surge la pregunta: “¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece?”. Y la respuesta es también muy directa: “consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios”.
Juan Martínez
Obras Misionales Pontificias España
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