LA ALEGRÍA MISIONERA
Felices por ponernos en camino, llegamos al Convento de la Encarnación de Boadilla del Monte, donde un grupo de alegres discípulas misioneras, miembros de la Orden de las Carmelitas Descalzas, nos esperaban con los brazos abiertos.
Se encontraban ya a la puerta algunos feligreses de la zona, dispuestos a compartir con nosotros en comunión misionera. Entre ellos también cuatro consagradas de ese arciprestazgo, Villaviciosa de Odón, que venían dispuestas a compartir su experiencia misionera con todos nosotros. El encuentro se inició esta vez con un rato fraterno de intercambio en el locutorio. Tras recordar algunas motivaciones del Papa Francisco en su Evangelii Gaudium en torno a la urgente transformación y conversión misionera de nuestra pastoral, la Hna Mª Antonia, colombiana, Misionera del Divino Maestro, que vive desde hace 23 años en la República Democrática del Congo nos habló de su experiencia allí. No la cambiaría por nada, afirmó, sé con certeza que es allí donde Dios me quiere y me encuentro feliz entre aquéllos hermanos de los que recibo muchísimo. También hubo otras intervenciones de distintas consagradas y de una laica de Boadilla que nos habló de su ministerio con los gitanos, haciéndonos una llamada para que respondamos a esta urgencia que tenemos aquí en nuestro entorno.
Las Madres Carmelitas también nos enriquecieron con sus aportaciones, desde la llamada a la vocación misionera en el Carmelo, hasta expresando el gozo de este encuentro que es signo de la belleza de la comunión misionera.
Terminamos con la oración de Vísperas en la preciosa Capilla del Convento, dándole gracias a Dios por su misericordia y presentándole a todos los misioneros que entregan su vida anónimamente en radicalidad. H. ANA DIGNOES
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