El Obispo de Getafe, D. Joaquín Mª López de Andújar, escribe esta carta para el periodo vacacional.
"La necesidad de descanso y serenidad es algo que viene
pedido por la misma naturaleza humana. El mismo Jesús, viendo a sus discípulos
cansados e intranquilos les dice: “Venid conmigo a un lugar solitario para
descansar un poco, porque eran tantos los que iban y venían que no tenían
tiempo ni para comer” (Mc 6,31). ¿Qué quiere decir esto? Esto quiere decir que
los momentos de descanso, las vacaciones son necesarias y tenemos que saber
aprovecharlas bien.
Hay dos formas de vivir el tiempo de las vacaciones, la que
continuamente nos ofrece la cultura hedonista dominante diciéndonos: “deja a un
lado la cabeza, el corazón y hasta la misma conciencia pata vivir, sin
restricciones a merced de los caprichos de moda” Y, hay otra manera: “plantéate
las vacaciones metiendo el evangelio en la maleta”, que quiere decir, plantéate
las vacaciones aprovechando bien, desde la luz del evangelio, el valor que
estos días pueden tener para ti y para tu familia Son muchos los bienes que nos pueden traer
unas vacaciones bien enfocadas. Señalaré algunos.
1.-El hecho mismo del descanso. En la vida ordinaria nos
puede ocurrir que la fatiga, el trabajo y la multitud de ocupaciones ofusquen
en nosotros el sentido de lo
verdaderamente importante y justo. Las vacaciones son un periodo muy útil para
reponer las fuerzas físicas, psíquicas y espirituales y para hacer posible una
revisión a fondo de muchos aspectos de nuestra vida que necesitan situarse en
la perspectiva de lo que es esencial y para
quitar de nosotros muchas cosas que no son importante, pero que están
acaparando demasiado nuestra atención y nuestros afectos.
2.- El cuidado mayor de las relaciones familiares. En una
sociedad en la que trabajan el padre y la madre fuera del hogar, los hijos
gozan poco de sus progenitores. El periodo vacacional puede ser una excelente
oportunidad para estrechar mucho más los
lazos familiares, para que los padres gocen con sus hijos y los hijos
gocen con sus padres y para que el matrimonio tenga oportunidad de un mayor
diálogo entre ellos. Es un momento propicio para que crezca la comunicación
entre todos los miembros de la familia y sienta el cariño y la ayuda de todos,
aquel que más la necesite.
3. El cultivo de la amistad. Las relaciones con los amigos
necesitan su tiempo. Las vacaciones son un buen momento para acercarnos a los
amigos, reparar olvidos, subsanar malos entendidos, visitar a los amigos
enfermos y dedicar horas para disfrutar de las buenas compañías.
4. Posibilidad de encontrar momentos largos de silencio y de
oración. Las vacaciones nos brindan la posibilidad de tener largos ratos de
silencio, para encontrarnos con nosotros mismos, para afianzar las convicciones
que dan sentido a nuestras vidas, para disfrutar de la belleza de la naturaleza
y sobre todo para abrirnos al Misterio de Dios. Hay muchos que vivieron
intensamente su fe en otras etapas de la vida, pero esa fe se fue debilitando y
casi desapareciendo par no haber sabido cultivar esta apertura a la
trascendencia y a la espiritualidad. En las vacaciones tenemos que buscar
momentos tranquilos y largos para leer el evangelio, para hablar con Dios en el
silencio de nuestra conciencia y para participar de forma asidua en los
sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
Os deseo a todos unas felices vacaciones que os ayuden a
recuperar las fuerzas del cuerpo y del espíritu y que os permitan un mayor
fortalecimiento de la relación con vuestros seres queridos y una más profunda
apertura a Dios.
Para todos, un saludo cordial y mi bendición".
DIÓCESIS DE GETAFE
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