Que los Seminarios, especialmente los que se encuentran en Iglesias de misión, formen pastores según el Corazón de Cristo, dedicados por entero al anuncio del Evangelio.
El Papa Francisco en la homilía
pronunciada el Jueves Santo en Roma, recordaba
a los sacerdotes la importancia de ser verdaderos pastores:
“El sacerdote que
sale poco de sí, que unge poco – no digo ‘nada’ porque, gracias a Dios, la
gente nos roba la unción – se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es
capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral. El que no sale de sí,
en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor.
Todos conocemos la
diferencia: el intermediario y el gestor ‘ya tienen su paga’, y puesto que no
ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento
afectuoso que nace del corazón. De aquí proviene precisamente la insatisfacción
de algunos, que terminan tristes, sacerdotes tristes, y convertidos en una
especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser
pastores con ‘olor a oveja’ –esto os pido: sed pastores con ‘olor a oveja’, que
eso se note; en vez de ser pastores en medio al propio rebaño, y pescadores de
hombres. Es verdad que la así llamada crisis de identidad sacerdotal nos
amenaza a todos y se suma a una crisis de civilización; pero si sabemos
barrenar su ola, podremos meternos mar adentro en nombre del Señor y echar las
redes. Es bueno que la realidad misma nos lleve a ir allí donde lo que somos
por gracia se muestra claramente como pura gracia, en ese mar del mundo actual
donde sólo vale la unción – y no la función – y resultan fecundas las redes
echadas únicamente en el nombre de Aquél de quien nos hemos fiado: Jesús”.
OMPRESS mayo de 2013