1.-¿Nombre?
Ana Esher
Alvaro Arija (Lala)
Trabajo en un
Banco, 50 años, tengo 2 hijos adolescentes, un perro y un gato.
2.-¿Cómo
ocurrió para que te fueras de Misiones?
El año pasado
pensé que para este año quería ir a una misión, pero las cosas se complicaron a
todos los niveles: laboral, familiar, económico, estoy en pleno proceso de
búsqueda y cambio de trabajo… por lo que pensé que ahora no era el mejor
momento. Pero una cosa es lo que planeas y otra lo que Dios tiene para tí.
Una amiga mía me metió en un grupo de WhatsApp de amigos católicos, no suelo prestar mucha atención a este tipo de grupos lúdicos, pero leyendo en transversal vi: MISION KENIA 2024. En ese mensaje aparecía un link para una próxima reunión por zoom. Me conecté, era una misión llamada Mary´s Children Mission, relativamente joven (3 años aprox). Se dedica a evitar el aborto a las madres que no tienen medios, traer a los niños a la vida. Las madres ingresan en la casa desde cualquier momento de su embarazo y hasta uno o dos meses después del parto. Entre tanto, en la casa, se les da soporte emocional, alimentación, material sanitario, e incluso clases de costura donde elaboran bolsitas que después se venden, como contribución al propio mantenimiento de la casa. Después tuvimos otra reunión presencial con el misionero fundador Fernando Gutiérrez, “Fernandote” o “Dote” (su apodo). Dote solo nos dijo una cosa: “Que dejéis de preguntar y venid! Allí hay trabajo para todos”.
Tres semanas de
Misión.
Sin tener
mucha mas información, fuimos para allá un grupo de 14 personas (mas de 20 en
total, con los que ya estaban allí)
3.-¿Cómo te ha
ayudado a nivel humano y espiritual esta experiencia?
Muy cerca de la
misión, hay un vertedero donde viven 100.000 personas, familias enteras
hacinadas en 20 metros cuadrados. Visitamos algunas familias para llevarles
donativos; comida, medicamentos, ropa. Ellos nos recibieron con tal
agradecimiento y emoción, que pesó sobre mí un profundo sentimiento de
vergüenza; porque les damos lo que nos sobra. ¡No hay lección más grande
que esa!
He aprendido a
agradecer, los que no tienen nada, lo agradecen todo. He aprendido que no se
trata de hacer grandes cosas, si no pequeñas cosas con gran amor. He aprendido
sencillez, humildad, para el Señor las cosas son muy simples. He aprendido del
abandono a la providencia de Dios de esas gentes, que no tiene parangón. He
aprendido a Orar en el silencio de la adoración.
Yo pensaba que
iba a ayudar, pero la realmente ayudada he sido YO.
4.-¿Qué tal todos en la Misión?
¡Muy bien! Una
convivencia fantástica pese a la diferencia de perfiles de edad, profesionales
y personales.
En la misión no
teníamos agua corriente (nos duchábamos con cubos), ni electricidad
(alumbrábamos la habitación con velas), no había espejos, y a pesar nuestros
distintos cometidos, compartíamos desayuno, comida y cena, oraciones, canciones
y muchas otras actividades.
5.-¿Qué han
pensado tus familiares de esto?
No les ha
sorprendido, ya me conocen :). De hecho quiero comprometerme en firme con la
misión, en lo que pueda hacer desde aquí y volveré el año que viene: tengo
muchas ideas y planes que proponer.
6.-¿Has transmitido la Fe?
He llevado unas
dinámicas de oración:
- Oración de
intercesión: Esa poderosísima oración en la que una mujer rezan por todas,
y todas rezan por una. Nos sentimos unidas, compartiendo testimonios,
inquietudes, preocupaciones deseos...
- Oración de
los deseos: Donde cada una escribía en un papel de manera anónima una
petición. Las peticiones se colocaban en un cestito. Después cada una cogía una
petición de otra persona, y rezaba por esa petición para la persona que lo
escribió y lo mismo para ella misma. Es una preciosa oración a través de la
cual Dios nos habla en silencio.
- Oración del
espejo: Se sitúa un espejo en el altar rodeado de velas, cada mujer se
colocaba de rodillas mirándose en el espejo, con los mismos ojos que Dios la
mira. Al mismo tiempo, el resto de las madres, sentadas en círculo a su
alrededor, le decía en voz alta lo que admiraba o agradecía de ella. Era una
oración muy profunda y bonita, que nos ayudaba a reafirmarnos como hijas amadas
por Dios.
Estas valiosas
oraciones, fomentaron la unión entre todas y en el Señor. Se compartía con
sinceridad y generosidad, desde el corazón, en una sociedad donde la gestión
emocional no se considera, ya que en muchas ocasiones, no tienen sus
necesidades mínimas cubiertas.
Próximamente
llevaré la Oración de las Madres (The Mother’s Prayers), esa
oración que realizan grupos de mujeres de todo el mundo, que rezan por sus
hijos.
También me
acompañé a las mujeres en los partos, en el hospital. Allí las mujeres paren
solas (sin un familiar cerca), llevan su palancana y su rollo de algodón,
dilatan solas, paren solas en un habitáculo bastante frío, y después con la
episiotomía recién hecha, se ponen en pié ellas mismas y se lavan como pueden.
A veces me sentía rara, algo desubicada, pero luego pensaba que una mujer nunca
olvida el día que nació su hijo, y que ese día hubo una mujer blanca con un
crucifijo que le dio la mano, la masajeo, la alentó, la acompañó y sobre todo: rezó
con ella. Quizá ese pequeño gesto, deje huella del Señor en alguna de
ellas, sobre todo, las no creyentes.
7.-¿Qué tal el
clima?
Ahora ha sido
invierno y las temperaturas rondan de 15 a 25 grados.
8.-¿Qué dirías
Ana Esther, a las personas que quieren ir a la Misión
Lo mismo que me
dijo Dote: ¡QUE DEJEIS DE PREGUNTAR Y VENGAIS!
Para los que quieren hacerlo pero no se atreven a dar el paso: Os aseguro que lo que recibes es inmensamente mas grande que lo que das. La felicidad interior que siento, no la pude imaginar.
La oportunidad de ir a la misión es un regalo de Dios para tu vida.
9.-¿Algo por lo que dar gracias y algo por lo que pedir?
Gracias por todo:
por las madres, por las nuevas vidas, por los misioneros, por la experiencia
vivida.
¡Gracias Señor
por haberme dado el Don y la Gracia de estar aquí, por haberme acercado a Tí de
esta manera, por haberme transformado por dentro de manera irreversible!
Y pedir: por
las personas que soportan la Misión; Gladys, Josua y Dote, para que no
desfallezcan y Dios les de la fuerza y el coraje de seguir adelante cada día
con el mismo amor e ilusión.
***
Nuestro
agradecimiento a Ana Esther Álvaro por darnos su Testimonio y sus experiencias
misioneras en este verano 2024.
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