Testimonio desde Chile
Mi nombre es Francisco Javier De Navascués. Éste se los debo al gran santo misionero español, San Francisco Javier.
Tengo 18 años y soy un chico bastante alegre, algo inquieto e impaciente. Venir de Misiones a Chile era algo que me ilusionaba, pero tampoco me quitaba el sueño. Tras haber estado casi un mes en este hermoso país lo que me quita el sueño es irme y no volver jamás.
La verdad es que encontrarme con tantas sonrisas, tanta felicidad unida, tanto Dios presente... me ha descolocado.
Una de las mejores experiencias fue la conocida como "La ruta del Pancito"; un recorrido nocturno por las calles de la pequeña ciudad chilena de Villarrica en la que una admirable mujer llamada Patricia Troncoso lleva años llevando leche caliente y un pancito a familias y personas sin techo que habitan esta hermosa población.
En el paseo nos topamos con mucnas realidades duras y poco esperanzadoras; era duro ver una familia de 7 miembros viviendo en 10 metros cuadrados congelados.
Ver a un hombre mayor sin tener con qué defenderse del atroz frío que se respira en el sur de Chile en esta época del año. Coger un bebé en brazos que está, debido a las circunstancias, casi condenado a no poder progresar por la calidad y falta de ayudas y medios.
Ver a Natalie, una pequeña princesa tan enanita como sonriente, tan alegre como salvaje, una niña de tan solo tres años que vive una realidad tan dura familiarmente que nos socavaría a cualquiera de nosotros a una depresión de por vida.
Me dió el mayor ejemplo de valentía y lucha acá en Chile: la alegría, que fíjate qué casualidad que estaba reinada siempre por el viejo crucifijo que adornaba la pequeña habitación de dos por cuatro metros en la que vivía la pequeña Natalie con su hermanito y su mamá.
Delegación de Misiones y Delegación de Juventud
0 comentarios :
Publicar un comentario
Te pedimos que seas respetuoso con los comentarios a este blog que está dedicado a la animación misionera.